Veo un borrador en blanco y no sé ni por dónde empezar. Bueno, ese borrador es mi vida ahora. En blanco, como un lienzo que merece ser pintado un trazo a la vez. ¿Poético? No lo sé. He dejado de creer eso cada que vuelvo a empezar. Cada que empiezo a empezar.
Este Substack es una versión más de las múltiples cosas que me he propuesto. Gastrónomo por indecisión, profesor por accidente, escritor frustrado, periodista por equivocación y marketero porque alguien más así lo decidió–definitivamente, mi peor etapa–. Esa es mi vida hasta ahora, una serie de desencuentros que no terminan de cimentar lo que soy –si es que el trabajo puede definir qué somos– Todo y nada a la vez. Una serie de desencuentros que no me han dejado creer en mí mismo. Corrijo –no me han dejado creer en mí mismo– no me he permitido creer en mí mismo.
Este es un nuevo lienzo en blanco para mí. Un lienzo en el que, por primera vez, me permito decir lo que pienso sin pensar en lo que los demás creen de mí. Un templete en blanco que puede ser pintado una vez más, ahora, sin que nadie me detenga por esa voz que resuena en mi cabeza, esos personajes que viven en mí para hacerme dudar de lo que soy, de lo que quiero ser –si es que querer ser significa algo–.
Empezando a empezar me define. Un nuevo proyecto, una nueva idea. Nací para crear, de eso estoy seguro. Alguien –la mejor persona que jamás conoceré– algún día me regaló El camino del artista de Julia Cameron, libro que me marcó y ha marcado mi vida desde diferentes perspectivas, en donde nacer para crear es algo que se habla como si todos fuéramos estos seres creadores. Pero, ¿qué pasa cuando creas y lo dejas a la mitad? ¿Qué pasa cuando no terminas de moldear lo que pretendes construir? ¿Qué pasa cuando quieres dejar de moldear(te) y deconstruir(te)?
Y así me modifiqué a mí mismo, no una, no dos, sino cuatro o cinco veces, intentando descifrar qué estaba destinado a crear. Empezando a empezar lo que algún día me daba miedo continuar. Empezando a empezar, siempre empezando…
Y, así, ahora empiezo a empezar algo más, con Anchor de Novoamor en mis oídos, con la emoción en el pecho y miedo en el corazón, con los ojos temblorosos y algo llorosos; pero con la paz de que en este nuevo comienzo, esté la confianza en que algún día seré suficiente, para mí, para mis expectativas, para las voces que me rodean y que me critican, las que no me dejan continuar… las que solo existen en mi mente.
No se si será en este Substack, no sé si será en otro lugar, pero –mínimo– llenar las letras de este borrador me acercan más a ese empezar por lo que todas las veces he empezado. ¿Porqué VIVANT?, porque vivant es vivir, y esto es un poco de lo que vivo y un poco de lo que me hace vivir. Porque aquí me encuentro, tecleando letra por letra, palabra por palabra, comenzando de nuevo y… empezando a empezar.
Pd. No es casualidad la elección de la foto.
Suscribirte a VIVANT es gratis. Sin embargo, si crees que nuestro trabajo debe ser apoyado, puedes ayudarnos con una suscripción mensual o anual.
Te amo.